sábado, 18 de febrero de 2012

El tamborilero del Bruch, pavor de los franceses.

En 1808 no sólo se rebelaron contra los usurpadores franceses las buenas gentes de la capital de España, de Extremadura o de Andalucía... sino que fue un levantamiento de todo el Pueblo Español. La siguiente historia sucedió en Cataluña durante las Batallas del Bruch (Barcelona), en la frontera con Francia, los días 6 y 14 de Junio.

Días previos al 6 de Junio, el ejército francés con 4 mil soldados, encontrándose en Barcelona, tenía el propósito de hostigar las ciudades de Lérida y Zaragoza, y para ello debían de cruzar sin más remedio por la localidad de Bruch. Lo que no se esperaban los franceses, es que en esta pequeña localidad catalana un puñado de hombres valientes del lugar, armados de valor, les iban a frenar el paso. Estos hombres iban dirigidos por el primer caudillo catalán, el General Franch.



El 6 de Junio comienza la batalla, al realizar los españoles una emboscada, en una posición estratégica en las Montañas de Montserrat, a los franceses. Mientras tanto un joven niño pastor, que no tenía la edad suficiente para participar en la batalla, coge su tambor y sube a la montaña. Una vez allí, hace sonar su tambor sin cesar. La reverberación del sonido en las paredes de las montañas, hace creer a los franceses que se tratan de miles de tamborileros que venían de refuerzo para la batalla. Al fin, las tropas napoleónicas se baten en retirada, perdiendo la vida 300 de sus hombres a manos de los guerrilleros españoles.

El 14 de Junio las tropas francesas vuelven a darse con un canto en los dientes en el Bruch, al ser fuertemente azotados por la artillería española, bien replegada y reforzada. La victoria volvió a ser clamorosamente española, pero los franceses, en un acto de absoluta cobardía, fueron quemando las casas de los pueblos que se encontraban de camino en su huida, al estar los inquilinos de éstas casas aún en las montañas.

Cincuenta años después, un periodista catalán, Joan Cortada, diría estas palabras en su periódico:
“Al grito de patria todos se alzaron, sin distinción de edades, de provincias; y si Madrid blasona con justicia de su 2 de mayo, los catalanes se ufanan de haber sido los primeros que en campo libre enseñaron a los veteranos de Italia y de las pirámides que en las alturas del Bruch se conocían modos de combatir ignorados todavía por ellos, que eran maestros de la guerra”.



Conmemorando las victorias contra los franceses, los días 6 y 14 de Junio, y elogiando la figura del Niño Pastor, se levantó una estatua en el mismo lugar de los hechos, en el 2008, año de su bicentenario. En el monumento hay una oración que dice:
"Viajero, para aquí, que el francés también paró, el que por todo pasó no pudo pasar de aquí".

1 comentario:

  1. Interesante historia amigo, la verdad es que llevo un tiempo visitandote y siempre me sorprenden tus historias

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