Blas de Lezo, natural de Pasajes, un pueblo de Guipúzcoa, fue posiblemente uno de los mejores marinos y estrategas de la historia naval española. Se le conocía como "Patapalo" o "medio hombre" debido a que le faltaba la pierna izquierda, la cual perdió a los quince años de edad en una batalla frente a las costas malagueñas en la Guerra de Sucesión española allá por 1704, cuentan las crónicas que aquel muchacho no profirió un lamento ni un llanto durante la operación. También pierde el ojo izquierdo en una ardua batalla por la defensa de Tolón, Francia, también en la guerra de Sucesión Española. Y por último también le faltaba el brazo derecho, que perdió en el asedio de Barcelona también en el marco de la guerra de sucesión de española, esa guerra que enfrentó a los españoles durante 14 años y ganó el bando de los Borbones de Felipe V. Con 25 años ya era tuerto, manco y cojo y ni con esas dejó de luchar ni un solo instante de su vida
Blas de Lezo participó en unas 22 batallas de las cuales en todas salió victorioso, pero la que pasó a la historia fue la acaecida en 1741 en Cartagena de Indias, el momento que su nombre se hizo inmortal, en el marco de la guerra de Oreja de Jenkins, entre españoles e ingleses. Con esta guerra los ingleses intentaban apoderarse del imperio español en América. Fue el mayor desembarco naval de la historia hasta que se produjo el desembarco de Normandía unos 300 años después.
Blas de Lezo defendió la ciudad al frente de unos 3.000 hombres y 6 barcos e hizo frente y repelió a los sitiadores ingleses que conformaban una flota de 30.000 hombres y 186 barcos comandados por el almirante Vernon. Vernon, seguro de su victoria, dió la noticia anticipada a Inglaterra de que Cartagena había caido.
La gran flota inglesa es avistada, lo que puso en vilo a la ciudad. Vernon entró triunfante en la bahía tras haber ganado a los españoles en varios combates anteriores y a su vez, todos los defensores españoles se atrincheraron en la fortaleza de la ciudad. vernon ordenó un incesante cañoneo a la ciudad de Cartagena por mar y tierra para ablandar a las fuerzas guarnecidas en la fortaleza. En ella solo quedaban 600 hombres bajo el mando de Lezo. Vernon decide rodear la fortaleza y atacar por su retaguardia. Para ello se adentraron en la selva, lo que supuso una odisea para los ingleses que contrajeron la malaria y perdieron a cientos de sus hombres. Sin embargo, llegaron a las puertas de la fortaleza y Vernon ordenó atacar con infantería. La entrada a la fortaleza era una estrecha rampa que Blas de Lezo rápidamente mandó taponar con trescientos hombres armados con tan solo armas blancas y lograron contener el ataque y causar 1500 bajas a los asaltantes ingleses. La moral de los atacantes bajó considerablemente tras esto y por las epidemias que causaban continuas bajas. Vernon se puso muy nervioso en aquel momento ya que la resistencia a ultranza de los españoles superó con creces sus expectativas y ya había enviado la noticia de la victoria a Inglaterra. Vernon discutió acaloradamente con sus generales el plan a seguir. Finalmente decidieron construir escalas y sorprender a los defensores por la noche. Los asaltantes se organizaron en tres columnas de granaderos y varias compañías de casacas rojas. En vanguardia iban los esclavos jamaicanos armados con un simple machete. No obstante, logran alcanzar las murallas pero se dan cuenta de que las escalas no medían lo suficiente para saltar también el foso, quedando los atacantes desprotegidos y sin saber qué hacer. Los españoles continuaron con su nutrido fuego, lo que provocó una gran masacre en las filas invasoras. A la mañana siguiente, pudieron verse innumerables cadáveres, heridos y mutilados en los alrededores de la fortaleza, poniéndose de manifiesto la gravísima derrota inglesa. Los españoles aprovecharon para atacar a bayoneta provocando la huida de los ingleses. Los españoles lograrían matar a miles de ellos. Vernon no tuvo más remedio que retirarse a los barcos. Ordenó durante treinta días más un continuo cañoneo, ya que todavía no aceptaban la derrota. Sin embargo, las enfermedades y la escasez de provisiones empezaban a hacer mella en lo que quedaba de tropa. Finalmente, el Alto Mando inglés ordena la retirada, de forma lenta y sin cesar de cañonear. Tuvieron que incendiar cinco naves por falta de tripulación y al final se marcharon.
Pero la noticia que fue enviada por vernon ya había llegado a Inglaterra dónde acuñaron monedas y medallas para conmemorar tan decisiva victoria. En algunas de aquellas monedas se podía leer " Los héroes británicos tomaron Cartagena de Indias el 1 de abril de 1741" o "El orgullo español humillado por Vernon". Pero la victoria para inglaterra nunca llegó, y la armada inglesa, la mayor que había conocido la historia, que superaba en 60 navíos a la invencible de Felipe II, fue humillada, y tuvo que retirarse. Fue tal la derrota que el Rey de Inglaterra, Jorge II prohibió hablar de ella o que se escribieran crónicas alusivas al hecho, como si nunca hubiese ocurrido. Mientras en su retiro, el almirante Vernon se alejaba de la bahía con su armada destrozada le gritaba al viento una frase: «God damn you, Lezo!» (¡Que Dios te maldiga Lezo!). En respuesta escrita a Vernon, Blas de Lezo pronunció esta inmortal frase: «Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque ésta sólo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres, lo cual les hubiera servido mejor que emprender una conquista que no pueden conseguir.» La victoria de las fuerzas españolas, al mando del teniente general de la Armada Blas de Lezo, prolongó la supremacía militar española en el Atlántico occidental durante 100 años más .
Al poco tiempo Blas de Lezo falleció en Cartagena al contraer la peste, enfermedad generada por los cuerpos insepultos, casi todos ingleses, ocasionados por los sucesivos combates. Se le enterró en una fosa común, sin los honores que merecía, al tratarse de unos de los grande héroes de la historia naval española y aún en día sigue siendo un desconocido para la mayoría.
Su memoria es honrada por la Armada Española, donde su nombre se recuerda con el mayor honor que puede rendirse a un marino español, siendo costumbre que exista siempre un navío de la Armada bautizado con su nombre, esta fragata es la Blas de Lezo en la actualidad.
Plaza y estatua en honor al Almirante Don Blas de Lezo, heroico defensor de la ciudad de Cartagena de Indias, Colombia.
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