En el año de nuestro señor 1245, el soberano de Castilla y más tarde Padre de Andalucía Fernando III el Santo visitó la ciudad de Burgos. Allí se encontraba la pequeña sede de todos los marineros castellanos que faenaban en las costas cántabras. En esta visita quedó encandilado de las sabidurías que poseía sobre los mares y de cómo navegarlos un viejo hombre de mar, Ramón de Bonifaz y Camargo.
Aprovechando la posibilidad de atacar por mar a las huestes moras para la reconquista de Sevilla, Fernando III encargó a Bonifaz hacerse cargo de las flotas de Vizcaya y Guipúzcoa, las cuales debía de apresar en sus respectivos puertos. La empresa encomendada no fue difícil para Bonifaz. Apresó todos los barcos y los reunió coordinadamente en conjunto con los ejércitos del Rey. Ya rumbo hacia el sur de la península fue captando nuevos buques y marineros en Asturias y Galicia.
En 1247 la armada de Bonifaz llega a Sanlúcar de Barrameda en la desembocadura del río Guadalquivir con el propósito de remontar el río rumbo a Sevilla. Tuvieron que batallar durante un año para poder llegar al puente de Triana en 1248. Lo que allí sucedió no pasó al olvido y se convirtió en una hazaña legendaria. Ramón de Bonifaz con gran lucidez esperó el momento oportuno de marea alta y el viento a favor. Así pues con los dos barcos más robustos de su flota que fueron reforzados en proa a modo de ariete, embistió al puente de barcas que unidas mediante gruesas cadenas, al pie del Castillo de San Jorge, impedía el paso y protegía la ciudad. Este hecho, ocurrido el día 3 de mayo de 1248, dió lugar a la toma definitiva de Sevilla por las tropas castellanas.
En 1924 y en recuerdo a lo acaecido aquellos gloriosos días en la ciudad de Sevilla se decidió que apareciera una estatua en su honor sita en el monumento al Rey Fernando III, en la Plaza nueva de Sevilla.
San Fernando, rey de los castellanos recompensa a Bonifaz con señoríos en Sevilla y en Burgos. De esta manera se convierte en un hombre muy popular en su tiempo llegando a eclipsar de alguna manera la figura del mismísimo Rey.
En 1250 es nombrado "Caudillo de todos los navíos que son para guerrear” y "Almirante de Castilla", siendo el pionero en poseer este titulo en España. Este nuevo cargo supuso de manera inmedita la fundación de la primera Armada Española con Ordenanzas Militares ya que antes solamente existía una marina mercante.
Nuestro ilustre y querido protagonista murió en su ciudad de Burgos en el año de 1256. Su cuerpo fue sepultado en su monasterio de San Francisco. Abajo del sepulcro, una inscripción:
“Aquí yace el muy noble y esforzado caballero don Ramón Bonifaz, primer almirante de Castilla que ganó a Sevilla. Murió el año MCCLVI”.
Uno de los homenajes más emotivos hacia la persona de Bonifaz se encuentra en Santander, ya que el escudo de los montañeses representa la reconquista de Sevilla por parte de marineros cántabros al mando del almirante. En el escudo figuran la Torre del Oro de Sevilla y la nave en la que Ramón de Bonifaz y sus hombres rompieron las cadenas que unían Sevilla con Triana, el 3 de mayo de 1248.
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