jueves, 17 de mayo de 2012

Cuando Don Julián Sánchez monta a caballo dicen los españoles: ¡Vienen los charros!

Está claro que España es cuna de héroes y heroinas, practicamente cada trozo de tierra de la piel de toro ha visto nacer a uno de ellos. La mayoría de estos héroes demostraron su valentía durante la guerra de expulsión de los franceses(1808-1814). Su destreza fue tal, que llegaron a cambiar el curso de la historia. Si Aragón tuviere a su Agustina, Málaga al Capitán Moreno o Burgos al Cura Merino. Salamanca también tuvo su paladín. Se trata de Julián Sánchez "El Charro".



Al comenzar la guerra, Julián Sánchez crea una partida de guerrilleros llamada "Los Doscientos de Don Julián" los cuales disponían de gran destreza y habilidad como jinetes. El Charro campaba con sus hombres por la provincia de Salamanca. Ésta provincia era un punto crucial para el paso de las tropas napoleónicas hacia Portugal. Aunque forman parte del Ejército regular español, el Charro y sus hombres se mueven a sus anchas con total libertad por los campos salmantinos, creando pavor a las huestes invasoras.

La guerra transcuye y son muchos los salmantinos que quieren luchar bajo el mando de Don Julián. Todos son bien recibidos para pelear contra los galos y la partida llega a ser tan grande que pasa a denominarse Regimiento de Lanceros de Castilla. Mientras tanto los atemorizados franceses casi ni se atreven a pasar por Salamanca, no vaya a ser que les sorprendieran el Charro y sus hombres. Todo francés que por allí pasa o muere, es hecho prisionero o retrocede.

El Charro se convierte rapidamente entre sus paisanos en su semidios montado a caballo. Llega a burlarse del mismisimo General Dorsenne, el cual había capturado el caballo de Julián que lo había perdido. El Charro se presentó de incógnito en la misma plaza del pueblo llena de soldados franceses. Allí recuperó a su caballo, se montó en él y salió tan velozmente que ningún francés pudo acercarse para capturarlo.

En 1812, la expulsión de los franceses de España va a toda prisa. Tras varias victorias decisivas en Salamanca gracias, en gran parte, a el Charro y sus hombres, los ejércitos imperiales se van replegando hacia el norte. Pero las aventuras del Charro no acaban. Julián persigue a los viles invasores hasta Burgos, dónde crea sustanciales bajas a los enemigos. Después marcha a Álava o Aragón, dónde los jinetes charros entran en Zaragoza. Y más tarde penetra en Cataluña dónde participó de manera activa en varias batallas.

Julián Sánchez no cesó ni un momento en combatir a los franceses durante la guerra. Es quizá, uno de los mejores héroes de esa guerra tan cruel. Uno de los más grandes patriotas que se recuerdan. Y es que aún hoy se escuchan por Salamanca viejas coplillas que honran su nombre. Ese nombre que nunca olvidaremos los que amamos a España. Una parte de la copla dice así:
"Cuando Don Julián Sánchez monta a caballo
dicen los franceses ¡viene el diablo!
Cuando Don Julián Sánchez monta a caballo
dicen los españoles ¡vienen los charros!"

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